domingo, 19 de julio de 2009

Los valores del 'reggaeton' (II)




Hace algo más de un año logramos ilustrar dilatadamente la mediocridad y sinrazón del mayor exponente del reggaeton, Calle 13, merecedor, según la estadounidense Recording Academy, de uno de sus desacreditados premios, en concreto al "Mejor Disco Urbano Latino". Hoy sólo pretendemos ajustar cuentas. Con toda la parafernalia de protesta social y descontento que convoca esta clase de galardón, no era de esperar que el dueto portorriqueño -René Pérez Joglar (Residente) y Eduardo José Cabra Martínez (Visitante)- traicionasen el único de sus títulos que, hasta hoy, no merece la hoguera y el olvido: 'Querido FBI'. Aquí está:





Si han tenido a bien gastar los cuatro minutos del videoclip atendiendo a la letra, habrán percibido la empatía, rabia y exaltación propias de los temas patrios; habrán percibido, en una palabra, las cualidades más ostentosas del nacionalismo. Este celebradísimo éxito habla de aspiraciones revolucionarias y antiimperialistas, de respeto y honor, y de armas contra el oprobio extranjero. El protagonista del título es Filiberto Ojeda Ríos.

La cuestión, en cambio, no deja de ser pintoresca. Se inscribe en un contexto histórico de revolución, esa que empezó Simón Bolívar, y en el deseo de sacudirse la caspa anglosajona. La canción es una oda a la protesta de más puro estilo latinoamericano, arma en mano, con Fidel Castro y Ernesto Guevara en el trasfondo del escenario. No en vano, Filiberto Ojeda Ríos fue el líder de los Macheteros que se enfrentaron a la presencia y poder estadounidenses durante más de veinticinco años. Ojeda ingresó en el Directorio General de Inteligencia cubano cuando su familia se instaló en la Perla del Caribe hacia 1961. Un año después se produciría la Crisis de los Misiles, hecho que seguramente amplificó su odio hacia la primera potencia económica y su deseo de acción.

La canción hereda la rabia del líder boricua y se expresa con la verdad que hay en lo espontáneo de un impulso pasional. 'Querido FBI' se emitiría en una radio local treinta horas después de la muerte del revolucionario a manos de agentes del FBI, el 23 de septiembre de 2005, sin tiempo de depurar sentimientos ni de cribar razones. Parece inverosímil, por tanto, que este single pueda encerrar más mensaje que el literal, que en resumidas cuentas traza un mosaico difuminado de ciertos valores a modo de lección mal aprendida pero salvable.

Con todo, esta pasional "protesta", como ellos mismos la llaman (mins. 2:12-2:18), queda desvirtuada de sopetón por la hipocresía del vocalista. Según se recoge en diversas páginas de la internet, el dúo fue severamente criticado por la explícita incitación a la violencia contra las autoridades yanquis en Puerto Rico (Estado Libre Asociado de EE.UU.) y contra sus constantes injerencias. René no acertó a decir más que no había que tomarse el mensaje necesariamente de forma literal, pese a que no quepa otra interpretación. Al final resultó que lo que parecía a un tiempo una sincera denuncia y una sentida condolencia se convierte en un mezquino golpe de marketing. La idea era el precio de la fama -"mataron al hombre, pero no a la idea", mins. 1:46-1:47-. El 29 de noviembre de 2005, un mes después de la muerte de Ojeda, Calle 13 grabaría su primer álbum: Calle 13. ¿No parece esto un procaz oportunismo comercial de color verde dólar y con la cara de George Washington?




Los prendas, Residente y Visitante. No pueden ni ver lo yanqui.


Tomadas de aquí y aquí.


Tristemente, hemos descubierto que René y Eduardo vendieron al sistema discográfico estadounidense la unión que habían fraguado con el pueblo; unión establecida sobre la idea de lo común portorriqueño -"Queridos compatriotas"-, que era continuada por otras alusiones de tipo gregario -"Nuestra bandera la han llenáu de meáu. Murió desangráu, mi gente, que murió desangráu [...] Pa explotarles a esos cabrones los colmillos hay/3 punto 9 millones de cuchillos..."-; precisamente la idea que les sirvió de trampolín hacia la fama. Se vendieron y de mala manera, "en el nombre de Filiberto Ojeda Ríos" (min. 1:33-1:35), por quien "la Calle 13 está de luto" (min. 1:55-1:57). Traicionero caballero es don Dinero.

¿Cuál es la coherencia en que se sostiene entonces el furor reggaetoniano? A simple vista, se siente que los pueblos latinoamericanos han proclamado iconos identitarios a Calle 13 y sus letras, así como a otros exponentes del reggaeton; sin embargo, sólo traerá al dúo la redención moral volver a hacer cuartel en la protesta grave y en el acto ejemplar, es decir, volver a comprender de nuevo el rap como rap, con sus particulares exigencias prácticas, que son, en base, la miseria y el underground.


miércoles, 15 de julio de 2009

Poéticas, espejos, correlaciones, vidas paralelas (cuestión)




En el Arte coexisten al menos dos tendencias prácticas que se suelen contraponer sin acritud formal, mas sí ideológica. Platón y Aristóteles, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora o este y Lope de Vega son aisladas muestras de un dilatado etcétera. Andando el tiempo, ya en el siglo XIX, se encadenó un eslabón más de esta cadena al aparecer características literarias que cristalizaron en contraposición mutua y que definirán las dos corrientes definitivas -volátil vanguardia y realismo anquilosado-; corrientes que gobernaron los albores de un siglo que acaba de extinguirse, como la inercia que gobierna un automóvil sin frenos. Aunque lo presente no sea más que efecto de insondables causas, el germen de este conflicto declarado y de ambas poéticas puede señalarse en el siglo XIX. Uno de los binomios que mejor lo reflejan bien podría estar formado por Charles Pierre Baudelaire y Gustave Flaubert, decimonónicos y antonomásicos por excelencia, en Francia, donde todo nació, o por Benito Pérez Galdós y Ramón María del Valle-Inclán, en la Piel de Toro.

Como bien se sabe, en la pareja de gemelos siempre hay uno malo y uno bueno: el original y su imagen especular. Pese a la evidencia de esta regla, no es fácil encontrar una excepción que la confirme. Con dar una ojeada por la internet vemos a tirios y troyanos, a medos y helenos, a Marco Antonio y Julio César o también a Inclán y Galdós, puestos a tirar del hilo literario, todos llevándose a palos, contrapuestos, geminados, especulares. Las aspiraciones literarias de los dos últimos son a todas luces tan dispares, y hasta tal punto divergentes, que basta un par de briznas de sus obras para probarlo.

El mismo año en que Rubén Darío (Ciudad Darío, 1867 - León, 1916) revuelve el panorama literario con la publicación de Azul... en Valparaíso (Chile), don Benito el Garbancero (así apodado por Valle-Inclán (Escena cuarta de Luces de Bohemia, en boca de Dorio de Gadex)) cierra a tiros con Miau (1888) una etapa de su realismo programático que será relevada por el ciclo realista-espiritualista culminado en Nazarín (1895). Así comienza Miau:


"A las cuatro de la tarde, la chiquillería de la escuela pública de la plazuela del Limón salió atropelladamente de clase, con algazara de mil demonios. Ningún himno a la libertad, entre los muchos que se han compuesto en las diferentes naciones, es tan hermoso como el que entonan los oprimidos de la enseñanza elemental al soltar el grillete de la disciplina escolar y echarse a la calle piando y saltando."


Según Fernando Lázaro Carreter y Vicente Tusón*, este estilo se conoce entre la crítica como Realismo. En gran parte, sus términos nacen de la simple inversión de los principios literarios del Romanticismo, según esta pareja de estudiosos:


"[El Realismo] elimina elementos como el subjetivismo, lo fantástico y los excesos sentimentales, y desarrolla el interés por lo local y lo costumbrista. [Además, se realiza] una observación rigurosa y una reproducción fiel [de lo que ve el escritor], en un anhelo de exactitud que se orienta hacia la pintura de costumbres, de ambientes y de caracteres."


Queda añadir a esta definición que el Realismo prepondera la concepción utilitarista del Arte y constituye su requisito esencial, al menos en su manifestación literaria.



A la derecha, Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 - Madrid, 1920), en actitud inquisitiva hacia el grabador que lo retrata. No puede descartarse que este terminase vagando en alguna de sus novelas, puesto que el Garbancero era un pertinaz observador de todo lo que le rodeaba. A la izquierda, Ramón José Simón Valle Peña (Villanueva de Arosa, 1866 - Santiago de Compostela, 1936), autobautizado como Ramón María del Valle-Inclán, a quien debemos el genial esperpento Luces de bohemia. Tirano Banderas (1926), El ruedo ibérico (1927-1928- 1958), La pipa de kif (1919) son otros títulos memorables.

Tomada de aquí/Tomada de aquí.


La obra de Galdós puede resumirse en ese párrafo extraído de Miau. A lo largo de su carrera no cambiará ningún aspecto estilístico, sino las perspectivas utilitaristas que introduce en las obras que componen sus diferentes etapas realistas. Ni trascendentes ni ficcionales, las palabras del pasaje anterior han sido escritas y pronunciadas desde que nació la paideia en la Grecia Clásica, incontables veces, y con el demérito añadido de no producirse a causa del Eterno Retorno. No atesoran originalidad. Las líneas transcritas son tan indiferentes que podrían caber en una carta al amigo revolucionario, en una postal a la amada, en una novela al mártir lector, en una obra teatral, en una crónica rosa o en un reportaje de periodismo social. Da lo mismo, pero la gravedad estriba en que la muestra no es aislada, sino una más de esas figuras individuales e imperfectas que derivan de la idea platónica de Realismo.

Extraigamos otro ejemplo. Hacia la mitad de la obra, Galdós describe así al nieto del protagonista de Miau, el cesante Villaamil:


"Para Cadalsito fue aquel día de huelga, pues por la mañana, según disposición del maestro, debían ir todos al sepelio del malogrado Posturitas. Y uno de los designados para llevar las cintas del féretro era Luis, a causa de ser tal vez el que mejor ropa tenía, gracias a su papá Víctor. Su abuela le puso los trapitos de cristianar, con guantes y todo, y salió muy compuesto y emperejilado, gozoso de verse tan guapo, sin que atenuara su contento el triste fin de tales composturas. [...] Al entr
ar en la calle del Acuerdo se encontró Cadalso a su tía Quintina, que le llenó de besos, ensalzó mucho su elegancia, le estiró el cuerpo de la chaqueta y las mangas, y le arregló el cuello para que resultara más guapo todavía."


Es un estilo anodino, que suscita monotonía y desdén, pero que representa la corriente literaria más injustamente sobrevalorada de todos los tiempos. Entre la crítica se conocerá como Realismo y quien la practique tenderá a despreciar otros registros imputados de faltos de utilidad social o política. Por ende, en obras anteriores, como la tan celebrada El amigo Manso (1882), Pérez Galdós aplica el mismo estilo latoso, tan impersonal, tan poco único, tan poco estilo, que sistemáticamente se supedita a contenidos de fin social. Así se manifiesta Máximo Manso, el protagonista y narrador de El amigo Manso, en el capítulo séptimo 'Contento estaba yo de mi discípulo' -que es Manolito Peña-:


"Ya empezaba a brillar en el diálogo su ingenio un tanto paradójico y controversista, y le seducían las cuestiones palpitantes y positivas, manifestando hacia las especulativas repugnancia notoria. Esto lo vi más claro cuando quise enseñarle filosofía. Trabajo inútil. Mi buen Manolito bostezaba, no comprendía una palabra, no ponía atención, hacía pajaritas, hasta que no pudiendo soportar más su aburrimiento, me suplicaba por amor de Dios que suspendiese mis explicaciones, porque se ponía malo, sí, se ponía nervioso y febril. Tan enérgicamente rechazaba su espíritu esta clase de estudios que, según decía, mi primera explicación sobre la indagación de un principio de certeza, había producido en su entendimiento efecto semejante al que en el cuerpo produce la toma de un vomitivo. Yo le instaba a reflexionar sobre la unidad del ser y el conocer, asegurándole que cuando se acostumbrase a los ejercicios de reflexión, hallaría en ellos indecibles deleites; pero ni por esas."


Otros derroteros

Valle-Inclán, imagen especular de Galdós, tiene aspiraciones de otra índole: reclama la distinción de estilo, el Arte como una forma de conocimiento -a través de sinestesias principalmente-, la persistencia en la memoria del lector y el cáncer de la realidad que se aloja en la realidad misma. Las circunstancias artísticas lo avalan. Siete años después de que Filippo Tommaso Marinetti (Alejandría, 1876 - Bellagio, 1944) publicase el Manifiesto futurista en el diario francés Le Figaro, Valle cierra a tiros con La lámpara maravillosa. Ejercicios Espirituales (1916) una estética de cuya metamorfosis emergerá el Esperpento y la vanguardia, posturas literarias portadoras de un adanismo destructor y de la irreverencia y el enfrentamiento contra las formas artísticas tradicionales y contra el modelo de sociedad de la época. La lámpara maravillosa cierra el ventanuco del Modernismo y abre el ventanal de un idilio entre las nuevas formas poéticas y la particular adaptación de éstas en forma de Esperpento. Valle comienza a abrigar en sus obras la voluntad de entrar en conflicto, que es el quid de la literatura, su razón de ser. Abandonará las escapistas e idílicas fantasías de sus Sonatas.

Al leer este tratado de estética se advierte que el autor pretende exudar sus viejas posturas poéticas en lo que constituye un proceso de exorcización definitivo, a modo de muda de piel, una suerte de hito que divide dos eras. Además, en él se recogen su idea de la literatura, su proceso creativo y su nuevo sendero estético.

He aquí un fragmento del principio del 'Anillo de Giges', primer capítulo de La lámpara maravillosa: "[...] Ambicioné beber en la sagrada fuente [de la inspiración], pero antes quise escuchar los latidos de mi corazón y dejé que hablasen todos mis sentidos. Con el rumor de sus voces hice mi Estética."

Al inicio de la segunda prosa del 'Anillo de Giges', Valle-Inclán describe así el hecho literario:


"En este amanecer de mi vocación literaria hallé una extrema dificultad para expresar el secreto de las cosas, para fijar en palabras su sentido esotérico, aquel recuerdo borroso de algo que fueron, y aquella aspiración inconcreta de algo que quieren ser. [...] Todas las cosas al definir su belleza se despojan de la idea del Tiempo"



Despojarse de la idea del Tiempo, la sustancia esencial de la novela realista, define a la belleza literaria. Valle alude al adanismo que caracteriza a los ismos del siglo XX al cierre de la primera prosa del segundo capítulo, 'El milagro musical': "Cada día de Dios hemos de abrir nuestra alma a una sima de conocimientos y de intuiciones, adonde jamás haya llegado la voz humana ni en sus ecos." Este es uno de los postulados que concitan los ismos del XX, inoculado en la Historia del Arte desde la publicación del Manifiesto futurista, y que se convertirá en la exigencia primordial de la literatura de los comienzos de siglo. Emerge el anhelo de lo insólito.





Valle-Inclán era un tipo peculiar. Convocaba manifestaciones contra las autoridades a las que acudía él solo. Fue descrito por el general Miguel Primo de Rivera (Jerez de la Frontera, 1870 - París, 1930) -en la foto- como "eximio escritor y extravagante ciudadano".

Foto tomada de aquí.



La octava prosa del citado capítulo concluye: "La suprema belleza de las palabras sólo se revela, perdido el significado con que nacen, en el goce de su esencia musical, cuando la voz humana, por virtud del tono, vuelve a infundirles toda su ideología." Es de esta forma como el autor gallego prescinde y reniega de la literatura en cuanto utilitarista para proclamarla Arte en esencia, con el fin en sí misma.

Como resulta evidente a estas alturas del artículo, estas exhortaciones poéticas son de muy diferente hechura a las del Realismo, anquilosado como la realidad de su época, bodegón de su tiempo, donde la pretensión literaria gira en torno a los triviales ejercicios de dotar al ciego de ojos y de resultar útil a la sociedad. ¿Y qué sucede con los que afortunadamente ya conocen la realidad que los circunda? ¿Qué sucede con la porfiada insatisfacción del hombre actual?

Ambos precisan otro punto de vista, más insatisfecho, más irreverente, más insólito, más mágico. Precisan algo que contribuya a la riqueza eterna y misteriosa del Mundo. En su inolvidable obra teatral Luces de Bohemia
, máximo exponente del Esperpento, publicada por vez primera en 1920 y corregida por última en 1924, Valle-Inclán ofrece un incisivo cuadro de la época en la que logra reunir aquellos cuatro adjetivos. Aunque estos pueblan todas las páginas de la obra, es en la duodécima escena donde, además de irrumpir la realidad grotesca y metastásica de España y lo inconcebible de la sociedad burguesa -una manifestación orgánica de sus cánceres-, también figura el nuevo estilo de Valle, explicado por él mismo:


DON LATINO: Me estás asustando. Debías dejar esa broma.

MAX: Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.

DON LATINO: ¡Estás completamente curda!

MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.

DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!

MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.

DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.

MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.

DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.

MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.

DON LATINO: ¿Y dónde está el espejo?

MAX: En el fondo del vaso.



Tras este aglutinador vistazo de los principios de siglo en España, ¿qué puede decirse que ha cambiado desde entonces? Esta realidad plasmada por Valle-Inclán no es la que se ve y se describe solamente, como el oficinista público de Miau o la algarabía de chavales libres al salir de clase, sino la que se descubre de repente, que nos invade y obsequia con una nueva perspectiva; se trata de la realidad crítica consigo misma, de manera tácita, a través de un cinismo parricida.

Por el adanismo antedicho, por el conflicto con la realidad, por el destierro del utilitarismo, estamos en condiciones de afirmar que el Esperpento es ese género-aljibe que embalsa los cursos de las vanguardias y que ensalza la virtud de esa literatura que tiene su razón de ser en sí misma. Valle encuentra en su género ese "l'Art pour l'Art" que acuñó el parnasiano Théophile Gautier (Tarbes, Pirineos, 1811 - Neuilly-sur-Seine, 1872) y que torna eterna a la literatura.

Ahora fije la mirada sobre el espejo, lector, y diga si nunca se sintió así. Diga si no se reconoce ocho décadas y un lustro después en los espejos críticos de la calle del Gato (cómo llegar).


Para la elaboración de esta entrada se han consultado todos los títulos citados.
* Fernando Lázaro Carreter, Vicente Tusón, Literatura española 2, Anaya, Barcelona: 1995.




domingo, 10 de mayo de 2009

Se disipan las tinieblas del sector bancario




Las decisiones tomadas en el mes de agosto tienen la virtud de pintar puntos de inflexión. En agosto del año 31 a. C. venció Augusto a Cleopatra y a su amancebado Marco Antonio. La historia tomó un camino irreversible. En agosto de 1492 partió Colón de Palos de la Frontera y la historia tomó un camino irreversible. En agosto de 1945, Hiroshima se derritió tras las hélices del Enola Gay y la historia tomó de nuevo el camino irreversible. El 9 de agosto de 2007, los bancos centrales de Europa, Japón, Australia, Canadá, Noruega, Suiza, Dinamarca, Indonesia, Corea del Sur, Filipinas y Estados Unidos inyectaron a sus respectivos sistemas financieros, y a través de subastas de liquidez, 236.000.000.000 euros, es decir, 236.000 millones de eur
os. Esa cifra equivale a 39.267.096.000.000 pesetas o, más sucintamente, 39,26 billones* de pesetas. Y se tomó, con ello, un camino irreversible.

La alharaca alcista de todos los mercados bursátiles se truncó entonces, como puede apreciarse en el gráfico** adjunto, que comprende los últimos cinco años de cotización del índice de referencia estadounidense, el Dow Jones de Industriales:


Leyenda: el trazo morado une los mínimos crecientes marcados al cierre de sesión por este índice entre el 14 de julio de 2006 y el 15 de agosto de 2007. La línea azul enlaza los máximos decrecientes desde el máximo histórico del Dow Jones, registrado el 9 de octubre de 2007 en los 14.164,5 puntos. La línea negra indica cómo se fue agudizando la tendencia bajista desatada tras las primeras inyecciones de liquidez de los bancos centrales, ante la incertidumbre sobre el tamaño real del agujero financiero. La línea vertical señala el momento en que se suministran los 360.000 millones de euros y coincide con el vértice del triángulo que anunció la tendencia bajista del mercado.

Se puede determinar como fecha del estallido de la crisis subprime el día 9 de agosto de 2007; el momento en que ya nadie podía confiar en las prácticas de los grandes bancos estadounidenses. Su irresponsabilidad en la concesión de préstamos hipotecarios a clientes con un bajo grado de solvencia (conocidos como NINJA: No Income, No Job, neither Assets; sin ingresos, sin trabajo ni recursos) había llegado lejos y el sistema financiero de los paíeses desarrollados corría un grave riesgo de colapso. El carácter especulativo de la bolsa comenzó a labrar una fotografía aproximada de la burbuja donde se asentaba el sistema financiero. Desde su pico histórico, el Dow Jones perdió más de la mitad de su valor hasta marzo de 2009, cuando cesaron los descensos:



Los Estados retomaron su cetro interventor y en la cumbre de Washington del 15 y 16 de diciembre decidieron fabricar las plaquetas que restañasen la herida. Ninguna entidad quería tener nada que ver con ellos, excepto para financiarse, pero el negocio estaba en el tapiz: el sistema dispone de un órgano bancario que lo alimenta y lo vertebra. Estados Unidos ha gastado en sus "planes de estímulo" 1.600.000.000 dólares, es decir, 1,6 billones (parte de la cifra se obtiene de la deducción de impuestos). En pesetas, el guarismo asciende a 171.497.377.920.000, es decir, 171,49 billones. Ahora, los especuladores, que labran fotografías de la realidad en la bolsa de valores, creen que ya casi se ha terminado de zurzir el roto de los balances de los bancos de EEUU. Esta semana, la agencia de noticias Bloomberg recogía los resultados de las pruebas de estrés (stress tests) realizadas por la Reserva Federal (Fed): Bank of America, Wells Fargo, Citigroup, Morgan Stanley, Regions Finantial, SunTrust, Fifth Third Bank y KeyCorp aún necesitan captar en conjunto un capital de 74.600 millones. El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, afirmó que ninguna de las diecinueve entidades examinadas son insolventes. A cinco grandes (JP Morgan Chase, Goldman Sachs, MetLife, American Express y Bank of New York Mellon) no se les exige capital adicional.

El parqué es el teatro donde se representan los roles que juega cada engranaje de la Economía. Los inversores interpretan lo que leen en ella y confían en el futuro de los bancos estadounidenses. Su labor es especular sobre el valor futurible de una empresa y estar dispuestos a pagar por hacerse con un cachito de ella. Por eso la bolsa adelanta acontecimientos, funciona de forma retrofuturista.

¿Cómo interpretó esto el inversor? En la sesión del viernes, los títulos más negociados del Dow Jones fueron dos bancos: Citigroup (767.248.413 acciones, para repuntar un 5,5 por ciento) y Bank of America (681.310.401; un 4,8 por ciento al alza). JP Morgan fue el cuarto título más negociado (110.026.329 acciones, para subir un 10,5 por ciento); American Express, el décimo (36.211.248; avanzó un 9,3 por ciento). Ya se conoce la magnitud de las heridas y ha cesado el miedo a lo desconocido. El volumen de negociación empieza a superar la media de los últimos meses y además señala la dirección y sostiene su sentido:



Desde el 1 de octubre, las acciones del que fuera el mayor banco de la última década, Citigroup, caen en picado por el influjo de la quiebra de Lehman Brothers y la falta de certeza sobre la solvencia de estos bancos. Desde su máximo en el último año, los 23,73 dólares marcados al cierre del 15 de abril de 2008, el valor de Citigroup en bolsa se desploma en más de un 20 por ciento y llega a cotizar por debajo de un dólar (0,97 dólares, su mínimo histórico). Desde ese punto, las acciones de Citigroup transitan por un canal alcista, aunque para ganar continuidad primero deben superar la zona de resistencia generada antes de los mínimos. El volumen de negociación aumenta con fuerza desde el suelo.

Al inversor le parece que los bancos vuelven a ganar dinero; los bancos eso han dicho; y la Fed ha hecho su donoso escrutinio. A los tres les va la bolsa y la vida en ello, no hay que olvidarlo. Es el momento de advertir que la banca vuelve a funcionar después de un año y diez meses de que sus hábitos les suicidaran y, de paso, atascaran los engranajes de la economía. El Estado, que tantos recursos ha destinado para sanarlos, les ha aprobado en las pruebas de solvencia: se ha restituido a la serpiente, a la portadora del veneno y del antídoto, y todavía la necesitamos para contrarrestar las toxinas.


* Millones de millones, en español.
** Todos los gráficos han sido tomados de www.bloomberg.com. Los análisis son de elaboración propia.


miércoles, 26 de marzo de 2008

El sempiterno declive de la razón

El logos por los logos




La entrada inaugural de esta aventura que tiene por nombre ‘Movimiento 31’ aludía con justicia al vocablo griego logos (λóγος), que viene a significar “discurso”, “palabra”, “ciencia” y “razón”. El logos fue un ensueño que despertó del sueño de la mitología. Mas, ¡por Zeus! Las ilusiones de los filósofos griegos, lamentablemente, se han diluido como azúcar en la piscina monetaria de la realidad, en el populoso océano Internet. Si buscamos a través del explorador Google la palabra logos, tanto los cuatro primeros resultados como los siete enlaces patrocinados remiten a páginas en las que figuran diseños o dibujos de marcas, de firmas o de empresas. Es decir, remiten a logos de “pegatina”. Estos no figuran ni siquiera en el Diccionario de la Real Academia Española –DRAE– y es en el duodécimo resultado donde podemos encontrar la palabra en su sentido helénico y original. Por supuesto, se trata de una entrada de Wikipedia.

Esto era previsible, sí, pero estoy convencido de que no deja de ser triste. O, cuanto menos, decepcionante.

El hecho es que lo económico prima sobre la ciencia o la cultura, puesto que ambas son lujos ulteriores a la necesidad. Lo primero es lo primero: ¡Jerarquía de prioridades! Interiorícenlo bien: ¡Jerarquía de prioridades! La historia puede ilustrar de tantas maneras el sacrificio necesario de unos en beneficio del status de otros que uno se pierde cuando llega el momento de escoger. Maldita jerarquía de prioridades. En la playa de Maratón diez mil atenienses se lanzaron a muerte contra treinta mil persas por la libertad de Grecia. Jesucristo se dejó morir por el hombre, para el hombre. Guzmán el Bueno aceptó la muerte de su hijo para no ceder Tarifa a los benimerines. Los anglosajones desterraron el nazismo con cientos de miles de víctimas. Sin embargo, fue necesario.

En Grecia, primero estaban los esclavos –la injusticia– y luego vino el lujo del pensamiento y de la ciencia –perseguidoras de la justicia–. Cuando el ocio de los ricos con esclavos se hacía intolerable, había que ocupar el tiempo de alguna forma, aunque fuera en cábalas y sesudas quimeras. Hace falta ser hipócrita.

O cínico, que es peor.

Pero tengan la cortesía de permitirme retomar uno de los flecos del comienzo: lo monetario, las monedas. Es honesto decir que esta nueva entrada de ‘movimiento 31’ descubre caras, pero también cruces. En el punto en que las aspiraciones de los miembros de una sociedad persiguen una mejora económica, quienes la logran hasta la holgura intentan lavar su conciencia con el mecenazgo privado u otra suerte de filantropía. El sueco Alfred Nobel (1833-1896) amasó una gran fortuna al comercializar su deletéreo descubrimiento, el trinitrotolueno, un compuesto conocido comúnmente como dinamita o TNT. Al final, destinó todo su capital a la Fundación Nobel (1900), que aún premia a las personas que más hacen en beneficio de la humanidad... a menos que ostenten una ideología de corte conservador, verbigracia Jorge Luis Borges.

Pero lo irónico del caso estriba en que, después de todo, el mecenazgo privado se erige como la fórmula más efectiva. El propietario afroamericano de una discográfica estadounidense, que se hizo rico y famoso editando discos de rap, afirmó ante la prensa lo siguiente: “no se ayuda a los pobres con las migajas de un sueldo, sino con el millón de dólares de un rico”. Esa es la cantidad que cada año dona a organizaciones contra la pobreza este empresario negro –lamento no recordar su nombre–.

Internet es también una moneda. ¿Su cara? Proponer la libertad absoluta a quien navega en sus aguas, porque escapan a cualquier control. Por eso mismo es un gran cauce de capital. Y por eso mismo supuso el jaque mate del comunismo práctico y de los gobiernos que tutelan como padres a cada uno de sus súbditos.


martes, 4 de marzo de 2008

Pluma sin facciones


No todo es crítica en este rincón de la internet. También hay aplauso y hoy se les invita a disfrutar con un verdadero alarde de tecnología literaria. La historia de cómo cayó en mis manos podría servir a cualquier místico abnegado y conformista para justificar la existencia del destino, entendiendo este como un sistema que subyace a la naturaleza y al universo y que explicaría su funcionamiento.

Hace, más o menos, unos dos años y cinco meses conocí a una chica argentina en una fiesta. Moví cielo y tierra para hacerla coincidir conmigo y, no sé muy bien cómo, logré reunir el suficiente valor para morrearla. No sé muy bien cómo, me correspondió. Ella era hermosa e inteligente, pero por motivos que nunca llegué a saber –además de que seguía enamorada de su novio de toda la vida–, como al mes y pico o dos meses, decidió que lo más conveniente para los dos era dejar de salir. Por supuesto, el problema era de ella, y no mío.

Eso dijo.

Cuando la concocí, acababa de salir de una relación quincenal con un bala perdida de Buenos Aires que de pronto se largó a Holanda. No sé si el destino era casual; Agustín no podía vivir sin una dosis de cannabis galopando por sus venas. A pesar de esto, según me contaba ella, se trataba de un tipo de esos que todo el tiempo están dándole vueltas al coco, filosofando, revoloteando el cerebro.

Y también escribiendo y dibujando en una libreta lo que se le iba pasando por la mente. Ella siempre me dijo que quedó impresionada con el talento espontáneo de Agustín. Y, para hablarme de sí misma, a los días de empezar a salir, la jovencita argentina me mandó por e-mail un texto que había escrito él, presuntamente. Me dijo a través del Messenger: léelo y cuando termines me avisas. Quedé vivamente impresionado y comenté:

- Ya lo he leído.

- Yo soy como dice el texto –respondió ella.

Todo me quedó más claro. Pero, ya desnudado el destino, ¿por qué no sincerarme un poco más? Quedé, lo digo muy en serio, epatado por la brillantez del texto y, sobre todo, por la juventud de quien lo había escrito –Agustín tendría unos 19 años–. Es una tentativa relumbrante, deliciosa, virtuosa, colorida, original, sorprendente, puramente literaria. En todo caso, me he permitido la licencia de suponer que les deslumbrará cada una de las frases de que se compone, ya que son, a mi juicio, como astros incandescentes. Antes de que lo lean, me gustaría disculpar en cierta medida el dialecto argentino, aunque sospecho que todas las palabras son de conocimiento común. El texto ha sido transcrito tal cual llegó a mis manos, salvo algunos pocos errores ortográficos sin importancia* que ya han sido debidamente suprimidos. Disfruten.


Uno generalmente habla de cuán complicadas son las mujeres. Creo que nunca me cansaría de escribir sobre eso, ni me quejo porque lo hago; ¿cuántas veces parpadeo por día? Lo único que hago escribiendo es mejorar mi caligrafía: no escribo textos, no escribo ensayos, por eso mismo tengo un cuaderno. Porque no me gusta escribir apuntes... Eso cuando lo relees no tiene gracia.

Me gusta dibujar también siempre boludeces.

Mi letra. Mi letra. Qué estupidez.

Comenzemos el texto acá. ¡No! No, no lo hagas, ¿estás loco? No viajes, no es el futuro. Apostemos, no hay nadie que pueda vivir viajando toda su vida. Eso, vivir viajando (cuántas comas).

Escribo nada más para tomar café y pasar el rato. No escribas con coma porque esto no es un diario íntimo. Luego se pierde, y ¿qué? Ya me cansé de escribir y al rato me arrepiento otra vez volviendo a sacar el cuaderno y ya no escribo más con comas pero sí con muchas "y".

Comenzemos el texto y pensemos: ¿Qué es eso del café con hielo? No puedo creerlo, ¡tenés agua para el mate! Y sí, volvieron las comas para quedarse.

Erradiquemos los puntos apartes, destruyamos los polinomios. ¡Oh! Pero qué interesante es hablar sin decir nada; la mejor manera de marear y dejar satisfecho al lector. ¿Usted no fuma mucho? Así comienza el texto al escribir todo lo que pienso sin siquiera pensarlo (lo pensé).

Ahora viene la línea divisoria que termina el texto. Mentira.


* Solamente he conservado la “z” de “comenzemos” por reiteración, quizá intencionada, en el texto. Su grafía correcta sería “comencemos”.