domingo, 19 de julio de 2009

Los valores del 'reggaeton' (II)




Hace algo más de un año logramos ilustrar dilatadamente la mediocridad y sinrazón del mayor exponente del reggaeton, Calle 13, merecedor, según la estadounidense Recording Academy, de uno de sus desacreditados premios, en concreto al "Mejor Disco Urbano Latino". Hoy sólo pretendemos ajustar cuentas. Con toda la parafernalia de protesta social y descontento que convoca esta clase de galardón, no era de esperar que el dueto portorriqueño -René Pérez Joglar (Residente) y Eduardo José Cabra Martínez (Visitante)- traicionasen el único de sus títulos que, hasta hoy, no merece la hoguera y el olvido: 'Querido FBI'. Aquí está:





Si han tenido a bien gastar los cuatro minutos del videoclip atendiendo a la letra, habrán percibido la empatía, rabia y exaltación propias de los temas patrios; habrán percibido, en una palabra, las cualidades más ostentosas del nacionalismo. Este celebradísimo éxito habla de aspiraciones revolucionarias y antiimperialistas, de respeto y honor, y de armas contra el oprobio extranjero. El protagonista del título es Filiberto Ojeda Ríos.

La cuestión, en cambio, no deja de ser pintoresca. Se inscribe en un contexto histórico de revolución, esa que empezó Simón Bolívar, y en el deseo de sacudirse la caspa anglosajona. La canción es una oda a la protesta de más puro estilo latinoamericano, arma en mano, con Fidel Castro y Ernesto Guevara en el trasfondo del escenario. No en vano, Filiberto Ojeda Ríos fue el líder de los Macheteros que se enfrentaron a la presencia y poder estadounidenses durante más de veinticinco años. Ojeda ingresó en el Directorio General de Inteligencia cubano cuando su familia se instaló en la Perla del Caribe hacia 1961. Un año después se produciría la Crisis de los Misiles, hecho que seguramente amplificó su odio hacia la primera potencia económica y su deseo de acción.

La canción hereda la rabia del líder boricua y se expresa con la verdad que hay en lo espontáneo de un impulso pasional. 'Querido FBI' se emitiría en una radio local treinta horas después de la muerte del revolucionario a manos de agentes del FBI, el 23 de septiembre de 2005, sin tiempo de depurar sentimientos ni de cribar razones. Parece inverosímil, por tanto, que este single pueda encerrar más mensaje que el literal, que en resumidas cuentas traza un mosaico difuminado de ciertos valores a modo de lección mal aprendida pero salvable.

Con todo, esta pasional "protesta", como ellos mismos la llaman (mins. 2:12-2:18), queda desvirtuada de sopetón por la hipocresía del vocalista. Según se recoge en diversas páginas de la internet, el dúo fue severamente criticado por la explícita incitación a la violencia contra las autoridades yanquis en Puerto Rico (Estado Libre Asociado de EE.UU.) y contra sus constantes injerencias. René no acertó a decir más que no había que tomarse el mensaje necesariamente de forma literal, pese a que no quepa otra interpretación. Al final resultó que lo que parecía a un tiempo una sincera denuncia y una sentida condolencia se convierte en un mezquino golpe de marketing. La idea era el precio de la fama -"mataron al hombre, pero no a la idea", mins. 1:46-1:47-. El 29 de noviembre de 2005, un mes después de la muerte de Ojeda, Calle 13 grabaría su primer álbum: Calle 13. ¿No parece esto un procaz oportunismo comercial de color verde dólar y con la cara de George Washington?




Los prendas, Residente y Visitante. No pueden ni ver lo yanqui.


Tomadas de aquí y aquí.


Tristemente, hemos descubierto que René y Eduardo vendieron al sistema discográfico estadounidense la unión que habían fraguado con el pueblo; unión establecida sobre la idea de lo común portorriqueño -"Queridos compatriotas"-, que era continuada por otras alusiones de tipo gregario -"Nuestra bandera la han llenáu de meáu. Murió desangráu, mi gente, que murió desangráu [...] Pa explotarles a esos cabrones los colmillos hay/3 punto 9 millones de cuchillos..."-; precisamente la idea que les sirvió de trampolín hacia la fama. Se vendieron y de mala manera, "en el nombre de Filiberto Ojeda Ríos" (min. 1:33-1:35), por quien "la Calle 13 está de luto" (min. 1:55-1:57). Traicionero caballero es don Dinero.

¿Cuál es la coherencia en que se sostiene entonces el furor reggaetoniano? A simple vista, se siente que los pueblos latinoamericanos han proclamado iconos identitarios a Calle 13 y sus letras, así como a otros exponentes del reggaeton; sin embargo, sólo traerá al dúo la redención moral volver a hacer cuartel en la protesta grave y en el acto ejemplar, es decir, volver a comprender de nuevo el rap como rap, con sus particulares exigencias prácticas, que son, en base, la miseria y el underground.


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