domingo, 26 de diciembre de 2010

El hipervínculo es una nota al pie de página



El arraigo de la cultura digital ha conllevado que toda clase de información quede albergada en un espacio abierto conocido como Internet donde se vertebra a través del hipertexto, que enlaza y relaciona unas informaciones con otras y quiebra la lectura secuencial de textos. Estos rasgos se conciben en la teoría del tratamiento de la información en la red como privativos de la comunicación digital, y serían hasta tal grado privativos de ella que el uso sistemático de hipervínculos y enlaces se considera como esencia de la internet. En esta entrada discurriremos sobre la pertinencia académica de estas presuposiciones.

El hipertexto y los hipervínculos

El hipertexto se define como la referencia o el enlace de piezas informativas relacionadas con un discurso mediante links, hiperenlaces o hipervínculos, los cuales permiten tomar diferentes itinerarios o caminos durante la lectura. Los links producirían consecuencias parecidas a las que ocurren en una conversación cotidiana, en la que se comienza a hablar de un asunto y se termina en otro distinto, aunque lejanamente relacionado con el primero. El creador del concepto para el ámbito digital fue Vannevar Bush (1890-1974), científico que publicó en 1945 el artículo 'As we may think', donde se idea un sistema de acceso a vastas cantidades de documentos a fin de paliar la dispersión bibliográfica –casi no resulta necesaria aquí la lejana alusión a 'La biblioteca de Babel', ficción publicada por Borges cuatro años antes–. Fue, sin embargo,  otro científico, Theodor Nelson, el que acuñó el término «hipertexto» en 1965. Según distintos teóricos, el fenómeno del hipertexto generaría una presunta renovación en la forma de escribir, aunque en realidad se trata de la expresión digital del sistema de escritura clásico en papel.

La ruptura de la secuencialidad

Los contenidos se encuentran fragmentados en un espacio abierto como la internet, aunque se referencian unos a otros gracias a los hiperenlaces. Según algunos teóricos del tratamiento de la información en la red, esta «nueva» circunstancia –la misma, sin embargo, que la de las bibliotecas– provoca «un replanteamiento de algunos conceptos clásicos. El más importante de ellos es la ruptura de la secuencialidad o linealidad». El hipertexto sería el responsable de esa ruptura de la secuencialidad porque abre distintos itinerarios de lectura elegidos por el lector. Esta forma de escritura no secuencial aspiraría a imitar el funcionamiento real de la mente humana, aunque no es necesario acudir al soporte digital para consignar este fenómeno, muy explorado en el arte literario años antes.


La hipertextualidad analógica, es decir, las notas al pie de página (aunque existen otras expresiones de ella) son un clásico recurso de la literatura y de los estudiosos de textos ajenos. Como los hipervínculos, tienen la virtud de romper la secuencialidad de la lectura. Imagen de una página de la Historia de la Guerra del Peloponeso, de Tucídides, en la edición de Biblioteca Clásica Gredos.

Réplica digital de las funciones de las notas al pie

En realidad, los hipervínvulos son la expresión digital de las clásicas notas al pie de página. Su función es referenciar una fuente o una cita, o expresar un comentario, al margen del discurso principal, acerca de un aspecto concreto del mismo. El hipervínculo por antonomasia es el que se cultiva en Wikipedia, puesto que ahonda en cuestiones que el lector puede desconocer o que debe tener en cuenta para la comprensión definitiva de un tema. Por ejemplo, si leemos la entrada de la batalla de las Navas de Tolosa, en el lema 'Antecedentes' encontramos escrito: «Esta decisiva batalla fue el resultado de la cruzada organizada en España por el rey Alfonso VIII de Castilla, el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada y el papa Inocencio III contra los almohades musulmanes que dominaban Al-Ándalus desde mediados del siglo XII». El lector no tiene por qué saber quiénes son Alfonso VIII de Castilla o el Papa Inocencio III y resulta natural que desee informarse sobre su perfil biográfico. El autor de la entrada, atento a esos naturales deseos, hipervinculó esos nombres a la entrada correspondiente de la enciclopedia digital (aquí y aquí), de modo que actúan como notas ilustrativas al pie de página –fuentes, referencias, citas...– Después de todo, las notas al pie de página constituyen una especie de hipertextualidad analógica.

Entre sus atributos destaca el de generar una quiebra de la secuencialidad de la lectura porque obligan a retirar la vista del texto para adentrarla en reflexiones, referencias o apuntes completamente exógenos que abundan en un aspecto concreto. Cuando insertamos hipervínculos en un texto digital, ¿no lo hacemos para añadirle un apunte exógeno que ahonda, aclara, explica lo que se está contando? Al igual que las notas al pie no tienen como objeto romper la secuencialidad y, sin embargo, es su naturaleza.

Los hipervínculos, por ende, son meras notas al pie de página, pero encierran una diferencia fundamentalmente económica respecto de su equivalente en el soporte papel: mientras que una nota al pie en un libro nos puede obligar a levantarnos de la mesa para acudir a otro libro de la biblioteca, el hipervínculo permite acceder a la referencia con un simple clic. Esta pretensión económica se corresponde con aquellos sueños que Vannevar Bush quiso materializar en su máquina Memex.

Antecedentes literarios de la ruptura de secuencialidad

En la teoría periodística del tratamiento de la información en la red se afirma que la internet ha generado una hibridación del receptor y el emisor en tanto que aquel se convierte en un «receptor activo/participativo en el proceso de comunicación, incluso creando información»; sin embargo este fenómeno tuvo sus primeros ensayos en la literatura de los años 50 y 60 –aunque pueden encontrarse ciertos ejemplos mucho antes–. Así, el propósito de quebrar la secuencialidad en el arte literario se ha cumplido en la obra de diversos autores. Quizá el ejemplo más flagrante sea el de Rayuela –novela publicada en 1963, dos años antes de acuñarse el término «hipertexto»–, de Julio Cortázar, en la que, según el autor*, se pretendía que los lectores –o sea, los receptores del mensaje– asumieran un rol activo y creador en el proceso comunicativo. Se podría afirmar que Rayuela se concibió para romper la secuencialidad lineal de las novelas no anotadas al pie de página. Con mucha más frecuencia se pueden hallar concepciones similares sobre la secuencialidad narrativa en el género policíaco y especialmente en los libros de elige tu propia aventura. En la novela hispanoamericana del siglo XX también se persiguió una ruptura de la secuencialidad en numerosos ensayos narrativos con el tiempo, como los llevados a cabo por Juan Rulfo en Pedro Páramo (1955) o por Julio Cortázar en el cuento «El perseguidor», publicado en 1959.

A la luz de estos hechos hay que afirmar que la voluntad de una ruptura de la secuencialidad narrativa por razones discursivas ya anidaba hace décadas en la literatura y también entre los estudiosos y comentaristas de textos lejanos o remotos en el tiempo. En tanto esto es así, dicha ruptura no constituye un rasgo privativo del soporte digital. Sí constituye, en cambio, un rasgo privativo del soporte digital la multimedialidad de la red, que permite que las notas a pie de página sean de índole audiovisual, simplemente visuales o sonoras, o bien textuales.

Existe una gran confusión entre muchos teóricos acerca de esta correspondencia de términos –uno específico de la escritura digital, otro de la escritura manuscrita–, puesto que incurren en abordar el análisis de la esfera digital como algo que quiebra la secuencia evolutiva de los soportes escritos, en lugar de observarlo como otro eslabón más de una secuencia evolutiva en la que, repentinamente, ha intermediado la tecnología digital.

En conclusión, el hipervínculo es el método que ha encontrado la tecnología digital para hacer más eficiente la nota al pie de página.

*Se recomienda ver la entrevista completa a Julio Cortázar, cuya primera parte se encuentra aquí.


viernes, 17 de diciembre de 2010

Wikileaks no pudo con Facebook en los «Person of the Year»



Si sabemos que los tiempos cambian, qué menos se puede pedir a una revista como Time (tiempo) que el obligarse a captar en su portada aquellas imágenes que reflejen los cambios trascendentales de las épocas. El último que ha estampado para siempre en su primera plana es que Facebook, con más de 500 millones de usuarios, ha revolucionado las nociones de tiempo y espacio, acercando en segundos a un clic de distancia a personas de todos los continentes. El premio que otorga Time todos los años, el célebre 'Person of the Year', ha sido en 2010 para Mark Zuckerberg, creador en 2004 de la famosa red social.

Persona del año: Zuckerberg
Time esgrime tres razones para otorgar a Zuckerberg el galardón, en detrimento de otros aspirantes, también de gran relevancia, como Julian Assange, creador de Wikileaks, o como el conservador Tea Party, de EE.UU. La primera de ellas es que ha transformado las relaciones sociales entre más de 500 millones de personas; la segunda, «por crear un nuevo sistema de intercambio de información»; la tercera —quizá la más memorable—, «por cambiar el modo en que todos vivimos nuestras vidas».

«Haber sido nombrado 'Persona del Año' por Time es un verdadero honor y el reconocimiento de cómo nuestro pequeño equipo está construyendo algo que cientos de millones de personas quieren utilizar para hacer un mundo más conectado y abierto. Soy feliz de formar parte de esto», declaró Zuckerberg en su propia página de Facebook, que tiene más de dos millones de seguidores.

Sin embargo, en las redes sociales no ha habido una gran repercusión sobre el nombramiento de Zuckerberg como «Persona del Año». Antes del dictamen de la publicación, se había creado un grupo llamado «Julian Assange for Time Person of the Year» en apoyo de la candidatura del creador de Wikileaks, con 1.010 seguidores. Assange, que dispone de más grupos de seguidores a causa del proceso judicial en que está inmerso, no ha declarado nada al respecto, pero un malestar general se ha extendido entre ellos, y acusan a Time de «servil» o de «no querer convertirlo en un héroe».

Como sucede con otros muchos, este galardón no ha podido eludir la polémica. ¿Y por qué —se preguntará el lector inquieto, pues no es mal mérito el haber socializado a más de medio millardo de personas—? Este premio no sólo lo otorga el jurado de la revista, sino que se realiza una serie de votaciones entre los lectores, cuyo dictamen ha sido tradicionalmente decisivo. Pero esta vez, no. La audiencia eligió al creador de Wikileaks, que ha puesto en un brete a la inteligencia estadounidense, aunque finalmente el australiano se quedó sin una alegría que podría haberle suavizado los difíciles momentos que atraviesa.

Sea como sea, siempre queda tiempo para interpretar polémicas en clave de humor. Y con sorna (en inglés):





lunes, 6 de diciembre de 2010

Gonzalo Martín: «Comentar la actualidad es todo el periodismo hoy día»



Nadie diría, por su apariencia, que Gonzalo Martín es vicepresidente de algo. Si se derrocharan chorros de imaginación, podría concluirse que es vicepresidente de alguna comparsa teatral, pero en realidad lo es de una compañía muy preocupada por la imagen, Arenas Entertainment Marketing. Esta es, en realidad, una incoherencia muy enriquecedora, porque su perfil profesional no puede inmiscuirse más en el ámbito de la imagen y la imaginación: es un estudioso de la transformación de la industria audiovisual. Antes de conocer a Gonzalo Martín se puede dudar de si los sentidos nos engañan, pero no después, y quizá esta misma convicción se mezcle inextricablemente con su personalidad.


Gonzalo Martín en la UC3M
Foto tomada del blog «Lo que no te han contado».

Pero por el aspecto de Gonzalo Martín tampoco es fácil imaginar que ha bregado en varias profesiones, entre ellas el periodismo —en La Gaceta de los Negocios—, después de licenciarse en Economía. Martín es crítico con la estructura publicitaria de las cuentas de resultados de los medios, porque impiden un ejercicio libre de la profesión de informar a la opinión pública. Por supuesto, el yugo publicitario cercena esa idílica oportunidad del periodista. «La clave está en poder hacer cosas por nuestra cuenta, cosas que nos interesan de verdad». Martín resuelve así el eterno conflicto entre el querer y el poder ser, siempre sesgado hacia el aspecto más platónico de la profesión.

El vicepresidente de Arenas Entertainment Marketing cree que el vídeo es la técnica narrativa más interesante, porque es mucho más efectiva y persuasiva. «Una imagen vale más que mil palabras [...] Recuerdo siempre una cita de Garci que nunca reproduzco bien: la sensación de estar subido en un autobús y mirar por la ventana, mirar lo que ocurre fuera, incluso que alguien te dice adiós y se va; esa soledad del adiós cuando alguien se va lejos... Eso sólo se puede retratar bien en vídeo», afirma entusiasmado sin olvidarse de apuntar que «el texto y el vídeo se fusionan como experiencia. Ninguno puede acabar con el otro».

Gonzalo Martín goza del mérito de haber acuñado una distinción teórica acerca de los canales de comunicación, a raíz de la instauración de la Web 2.0: que frente a la concentración de los grandes grupos empresariales de comunicación, la web participativa ha generado una internet distribuida, en la que cada uno es dueño de sus pensamientos, libre de cualquier censura y valorado no por la apariencia, sino por la relevancia de los contenidos que uno publica. Sin menoscabo de lo anterior, Martín, que es un image victim de tomo y lomo, da una especial preponderancia a una rama concreta de esa nueva internet distribuida: la videoesfera distribuida.

Hay una pregunta que desde el comienzo puede rondar la mente del lector como una mosca cojonera: ¿Es inocente esta transformación de los esquemas de relación internáuticos? En absoluto. Esta nueva circunstancia añade libertad a la web: «Yo comento y doy mi opinión sobre noticias de otro... a veces las enlazo [...] comentar la actualidad es todo el periodismo hoy día». Sin embargo, quizá la consecuencia más importante de este nuevo entorno es que «el monopolio del relato de la actualidad ya no lo tiene el periodismo [...], sino que está al alcance de cualquiera». Ese es el terreno que han abonado los blogs, cuya importancia, según Martín, no es otra que «aprender a saber lo que piensas». Los efectos de esta conducta tan veintiunesca son de una relevancia sociológica fundamental: «La clasificación de periodismo ciudadano no es interesante. O sea, me parece interesante, si quieres, como fondo sociológico de una sociedad que decide construir sus contenidos».


http://www.gonzalomartin.tv/
Portada del sitio de Gonzalo Martín: http://www.gonzalomartin.tv/.


Como economista, Martín siempre sufrirá el bendito ramalazo intelectual de la teoría económica; por ejemplo para definir cuestiones cruciales como la relación entre emisores y audiencias en términos de calidad: «La definición operativa de calidad es aquello que el cliente quiere tener al precio que está dispuesto a pagar». Según esta premisa, el mercado de la información, bien concentrado bien distribuido, tenderá a autorregularse satisfactoriamente en términos de calidad, porque publicamos para que el público lo lea, lo escuche o lo vea. Con esta convicción se ha colocado la primera piedra de esa remozada relación entre emisores y audiencias: «Una de las cosas que suceden en el mercado audiovisual ahora mismo, con la cantidad de opciones tecnológicas que hay y el fin del límite de publicación, y la traslación del contenido tradicional [...] es la personalización del comsumo: lo veo cuando quiero, como quiero, la parte que quiero y ¡ojo! Hasta con quien quiero, porque lo comparto en una red social». La Web 2.0 ha permitido este afortunado cambio de concepción de las audiencias. Parece que Martín goza con la explosión de las pústulas infectas que se apiñan en el tejido mediático. Ya somos dos.


Clique aquí para acudir a la fuente de las declaraciones de Gonzalo Martín.

martes, 9 de noviembre de 2010

La débil separación de poderes en España




En esta entrada se pretende señalar aquellos indicios que llevan a concluir que la separación de poderes en España es más nominal que estructural. En concreto, se pretende señalar el nexo íntimo entre el poder legislativo –el Congreso de los Diputados y el Senado– y el poder judicial.

En España, el órgano de gobierno del poder judicial se llama el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Este consejo está compuesto por el presidente del Tribunal Supremo y por veinte vocales que son propuestos por el Congreso de los Diputados y por el Senado de la siguente manera:


Información tomada de la web Consejo General del Poder Judicial, aquí.
  
Hasta aquí hemos contemplado el proceso de selección de los miembros del CGPJ. En cuanto al poder judicial en sí: el Tribunal Supremo (TS) se encuentra en la cúspide del poder judicial y constituye el órgano constitucional del Estado Español. En el sitio del TS no se especifica el criterio con que se decide su composición, pero Wikipedia aclara que «el Tribunal Supremo está compuesto por un presidente y por un número indeterminado de magistrados adscritos a las diversas salas que lo integran, todos ellos nombrados por Su Majestad el Rey a propuesta del Consejo General del Poder Judicial». En términos más concretos, sí especifica que «el presidente del Tribunal Supremo será nombrado por el Rey, a propuesta del Consejo General del Poder Judicial» y que dos de las atribuciones del presidente del TS son «autorizar con su firma los acuerdos de la Sala de Gobierno y velar por su cumplimiento» y «cuidar del cumplimiento de las medidas adoptadas por la Sala de Gobierno para corregir los defectos que existieren en la administración de Justicia, si estuvieren dentro de sus atribuciones, y, en otro caso, proponer al Consejo, de acuerdo con la Sala, lo que considere conveniente».

Según el artículo 71.3 de la Constitución Española, «en las causas contra Diputados y Senadores será competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo». Este es el primer obstáculo que se puede señalar contra la aplicación de la separación de poderes en España en la medida en que, como los miembros del TS son propuestos por el CGPJ, resultaría difícil que los jueces juzguen a los mismos diputados que les han impuesto el cargo. Por otro lado, en el artículo 71.2 de la Constitución se dice que «durante el período de su mandato los Diputados y Senadores gozarán asimismo de inmunidad y sólo podrán ser detenidos en caso de flagrante delito. No podrán ser inculpados ni procesados sin la previa autorización de la Cámara respectiva». Como consecuencia de esto, las trabas constitucionales contra la libre acción del poder judicial parecen quedar patentes.


De arriba abajo y de izquierda a derecha: el Congreso de los Diputados y el Senado (poder legislativo); Palacio de la Moncloa (poder ejecutivo); y el Tribunal Supremo (poder judicial). Tomada de Wikipedia.

Por lo que se refiere al Tribunal Constitucional (TC), conviene saber que se considera ajeno al poder judicial, a pesar de que la Constitución Española constituye la norma suprema del ordenamiento jurídico. Al margen de lo que pueda pensar de esta incongruencia, podríamos preguntarnos cómo se conforma el TC. El artículo 159.1 de la Constitución Española describe así el proceso: «Se compone de 12 miembros nombrados por el Rey; de ellos, cuatro a propuesta del Congreso por mayoría de tres quintos de sus miembros; cuatro a propuesta del Senado, con idéntica mayoría; dos a propuesta del Gobierno y dos a propuesta del Consejo General del Poder Judicial».

¿Existe en España una auténtica separación de poderes?

En vista de las presuntas omisiones de las webs oficiales, además de la información directa que puede encontrarse en los enlaces repartidos por el texto, parece razonable aconsejar acudir a fuentes adicionales, como las entradas de Wikipedia sobre el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo.


martes, 7 de septiembre de 2010

Revista sobre la cristiandad y el islam





La idea de que el islam es una amenaza para la identidad europea y en general occidental es milenaria. Arraiga en la época del alto medievo... - siga leyendo





Veíamos en la entrada anterior cómo el actual temor europeo en torno a la pérdida de identidad autóctona hundía sus raíces en la Edad Media. Era un agente foráneo, el islam... - siga leyendo




El islam del pedestal de Carlomagno (III)

El fenómeno del temor a la pérdida indentitaria o cultural europea por influjo de la presencia musulmana –analizado en las dos entradas anteriores– presenta unos resortes teóricos que han sido bien definidos en la teoría del choque de civilizaciones... - siga leyendo



sábado, 4 de septiembre de 2010

El islam del pedestal de Carlomagno (III)




El fenómeno del temor a la pérdida indentitaria o cultural europea por influjo de la presencia musulmana –analizado en las dos entradas anteriores– presenta unos resortes analíticos que han sido bien definidos en la teoría del choque de civilizaciones. Según esta: «Una civilización es una cultura más o menos cerrada y con una tradición cultural más o menos hermética e impermeable que, por ende, se encuentra en oposición a otras civilizaciones con tradiciones diferentes», recoge Wikipedia. Esta definición de civilización incluye la idea de un conflicto inevitable alimentado por una estructura axiológica esencialmente opuesta, como sostiene el teórico Samuel Huntington: «los conflictos entre civilizaciones son inevitables, puesto que cada una cuenta con sistemas de valores significativamente distintos». En una relación de carácter dialéctico entre dos civilizaciones, lo previsible es que una de las dos escalas de valores enfrentadas tienda a imponerse. El conflicto terminaría en el momento en que un sistema de valores prevaleciera sobre el otro, menguándolo o haciéndolo desaparecer.

Huntington afirma en su artículo «El choque de civilizaciones»*: «El choque de civilizaciones sucede sobre dos escalas. En la micro-escala, grupos colindantes luchan a causa de las fallas que existen entre civilizaciones, a menudo violentamente, con el fin de controlar el territorio ajeno [esto ocurriría, por ejemplo, en Suiza con el asunto del plebiscito sobre los minaretes]. En la macro-escala, los estados de las distintas civilizaciones compiten por un poder económico y militar relativo, luchan por el control de las instituciones internacionales y el control de terceros, y competitivamente promueven sus particulares valores políticos y religiosos [como sucede entre Israel y los países adyacentes]». Si este mecanismo de los coflictos civilizacionales resulta cierto, ofrece a Occidente una especie de almanaque sobre cómo podrían desarrollarse los acontecimientos en Europa. A la vez, predice una serie de situaciones problemáticas a partir de las cuales se podría establecer un código de propuestas para anticiparse al choque de civilizaciones o zanjarlo con éxito y prontitud.

La organización política de las culturas aquí enfrentadas, lejos de ser estrictamente ideológica, se compone de un conjunto de directrices axiológicas de carácter religioso, especialmente en el entorno musulmán. Un poco de geopolítica puede ayudar a entender esta afirmación: del círculo cultural islámico, al menos siete países, con una población de 327.914.563 personas**, se definen como formas de estado islámicas –cuyas instituciones y leyes se avienen a la Sharia–; son Pakistán, Afganistán, Irán, Arabia Saudí, Omán, Yemen y Mauritania. Por otro lado, en la Unión Europea habitan 501.064.212 personas; de ellas 53 millones, un 10,5 por ciento, son musulmanas. El mapa inserto a continuación describe el carácter de los gobiernos del entorno musulmán:



Mapa de las formas de gobierno de los estados islámicos. Tomada de Wikipedia.


Este mapa ofrece una idea de la situación geográfica del islam y puede ayudar a entender la siguiente cuestión: en la actualidad, los enfrentamientos más aparatosos entre civilizaciones encierran el factor común del islamismo: Occidente, Israel, India, Rusia, China o algunos países subsaharianos andan enzarzados en conflictos con países o grupos sociales adscritos a la civilización islámica. Esta se contrapone a la occidental en términos esencialmente religiosos, aunque de un modo asimétrico, puesto que el laicismo o la aconfesionalidad en Occidente son valores vacíos en tanto que no sustituyen el interés religioso. Pese a que el factor común en estos enfrentamientos es sistemáticamente el islam, el núcleo del asunto no reside en el componente islámico en sí, ya que situaciones similares se repiten en conflictos como el chino-tibetano. No obstante, el islam es fuente de numerosos enfrentamientos, comparativamente más que los causados por otros órdenes axiológicos enfrentados.

La teoría del choque de civilizaciones explica satisfactoriamente el temor de Occidente a una decadencia cultural e identitaria creada por la creciente presencia demográfica de elementos islámicos –lo que se exponía en el documental insertado en la anterior entrada de «El islam del pedestal de Carlomagno»–. Por otro lado, si bien esta teoría explica la política presente y anticipa próximos movimientos geoestratégicos, también alude al enfrentamiento islámico-occidental del medievo, que parece estar en el origen del temor decadentista europeo –tema que introduce la trilogía de «El islam del pedestal de Carlomagno».

Ese temor ha generado mucha literatura. Algunos teóricos han vaticinado un destino árabe-islámico para Europa. El ejemplo más conocido es el de Bat Ye'or y el concepto de Eurabia, que anticipa que la cultura dominante en el Viejo Continente será la islámica. En esta transformación operaría una serie de grandes flujos migratorios. El periodista Juan Carlos Castillón resume el concepto: «Eurabia es una tesis conspirativa defendida por una periodista de Fox-News que firma sus artículos con el pseudónimo de Bat Ye'or (Hija del Nilo); es también la palabra con la que describe el proceso de incorporación europea al islam, causado por un cambio demográfico que estaría provocando que Europa pasase de ser un continente cristiano de raza blanca a ser uno de predominio semítico-islámico. Un cambio debido en parte al cálculo árabe pero también a las políticas antiamericanas y antisemitas de una Europa en que los franceses tienen poco peso y envidia con respecto a los Estados Unidos. Tengo que hacer notar que la tesis de Eurabia no enfrenta a los árabes conspiradores de éxito con los norteamericanos, sino con los franceses»***.



Mapa de la hipotética Eurabia, tomado de la Wikipedia. Se observan los estados de la Liga Árabe, de la Unión Europea e Israel.


Algunos indicios de la hipotética Eurabia son, según Wikipedia: una política exterior conciliadora con los países árabes, con oposición a Estados Unidos e Israel, el ingreso de Turquía en la Unión Europea –Gaddafi afirmó el 29 de agosto que «el primer paso para la islamización de Europa será la entrada de Turquía en la Unión Europea»–, apertura a la inmigración procedente de los países musulmanes –consultar la anterior entrega–, el rechazo a la mención de las raíces cristianas de Europa en la Constitución Europea, la concepción de Eurabia como un gran régimen autárquico, es decir autosuficiente económica y políticamente –acorde con el concepto de Umma, aludido en la anterior entrega–, y la defensa de la compatibilidad entre Islam y democracia.

¿Teoría conspirativa o hipótesis plausible? Los indicios en que Bat Ye'or sustenta el concepto de Eurabia no parece que se alejen de la realidad.


* Para profundizar más en las ideas de Huntington sobre los conflictos entre civilizaciones, puede recurrir a su artículo «The clash of civilizations?».
** Todos los datos demográficos se han recogido de la Wikipedia.
*** Juan Carlos Castillón Martín, Amos del mundo, ed. Debate, Barcelona: 2006, pág. 259.



martes, 31 de agosto de 2010

El islam del pedestal de Carlomagno (II)




Veíamos en la entrada anterior cómo el actual temor europeo en torno a la pérdida de identidad autóctona hundía sus raíces en la Edad Media. Era un agente foráneo, el islam, el que introducía esa amenaza, que, durante más de 1.000 años, había permanecido relativamente lejos de los Pirineos. Sin embargo, la emigración musulmana actual a Europa ha puesto otra vez en contacto dos culturas que tradicionalmente no logran avenirse de una forma satisfactoria. Existen indicios de que ese temor o esa renuencia occidental hacia el foráneo islámico ha cobrado nuevos bríos durante la última década. Las recientes declaraciones de Tony Blair lo resumen claramente: «el radicalismo islámico es la mayor amenaza que afronta el mundo». Con todo, pueden identificarse tres causas de esta renovada sensación:

En primer lugar: la confirmación del terrorismo, desde 2001, como medio de confrontación sistemática con las culturas ajenas al círculo islámico. La fórmula terrorista ha demostrado que el integrismo islámico tiene la capacidad de causar estragos en cualquier sitio; por añadidura, plantea un enfrentamiento asimétrico que hace inoperativos los ejércitos occidentales. La capacidad destructiva de la fórmula terrorista, a caballo entre las antiguas razias y la guerra clásica, persigue un objetivo muy sencillo: introducir un factor de miedo en la opinión pública, que se contagia gracias a los medios de comunicación.

En segundo lugar: no hay que olvidar que los grupos integristas islámicos persiguen un fin político, no sólo el mero estrago: constituir la Umma, o comunidad teocrática de todos los creyentes. Constituye una vieja aspiración islámica la de convertir a Europa en una región más de su círculo de influencia, mediante la conversión de los infieles a la religión de Mahoma. El 29 de agosto, el comandante Muammar El Gaddafi  afirmó que «el islam debería convertirse en la religión de toda Europa» y «que el primer paso para la islamización de Europa será la entrada de Turquía en la Unión Europea». En la aleya quinta de la novena sura del Corán, los integristas disponen de una orden clara al respecto del infiel: «Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, matad a los asociadores dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque, entonces ¡dejadles en paz!». 

En tercer lugar: personas de ascendencia cristiana relacionan el temor a la pérdida de identidad o al declive cultural con los altos índices de emigración de elementos islámicos. Se sumaría a este factor la reducida natalidad europea, que generaría un proceso de decadencia similar al de la vieja Esparta. Muchos musulmanes, lejos de buscar una integración de carácter laico, persiguen con frecuencia anteponer a las leyes nativas costumbres religiosas inaceptables desde la óptica social occidental. La foto de la entrada anterior es una pequeña muestra de esto, pero la cuestión demográfica así como la sensación de decadencia cultural de los países occidentales pueden apreciarse en su verdadera dimensión a través del documental que se inserta a continuación.






En cualquier caso, conviene censurar varios aspectos del documental:

En primer lugar: está escrito de manera que contribuye al miedo que genera el terrorismo en la opinión pública, a modo de agitación-propaganda, y concluye así: «esta es una llamada a la acción». Esto colabora con el fin militar del terrorismo islámico contra Occidente. La posibilidad de que los países occidentales sean sustituidos por repúblicas islámicas* no es descabellada a la luz de los datos ofrecidos, lo que contribuye a exacerbar los ánimos sin proponer una solución aceptable.

En segundo lugar: las inflexibles afirmaciones de que la cultura europea va a desaparecer se sustentan sobre estudios históricos que no se citan convenientemente, aunque existen hipótesis al respecto que se ven en la siguiente entrega de «El islam del pedestal de Carlomagno».

En tercer lugar: el documental no exhorta explícitamente a aumentar la natalidad ni a la adopción de medidas económicas que la fomenten. No se propone, por tanto, una solución que incida en el problema directo de la natalidad.

En cuarto lugar: para debelar la futura preponderancia cultural del islam en Europa se propone la difusión del Evangelio, iniciativa mucho más conflictiva y problemática que, por ejemplo, establecer por ley el laicismo absoluto en suelo occidental. Por otro lado, es cuestionable que el elemento cristiano en la identidad europea posea actualmente más relevancia que el laico o el aconfesional.

Si tenemos en cuenta que la democracia es el gobierno de la mayoría, el riesgo de que Europa se convierta en un conjunto de repúblicas islámicas resulta verosímil. El componente musulmán del tejido social europeo cada vez tiene más presencia y, de algún modo, el vacío religioso del laicismo representa un nicho que podría llenar el islam. Sobre todo si las personas ligadas al integrismo islámico continúan en el poder religioso con el propósito de llenar ese vacío y los gobernantes de los países de origen continúan viendo como natural la creación de una Umma o de unos proyectos políticos similares. Esta suplantación cultural, por tanto, se hará más probable en la medida en que crezca proporcionalmente la población que abraza el islam.


* Principalmente si los elementos musulmanes abrazan los principios del integrismo, como hacen las células terroristas.



sábado, 28 de agosto de 2010

El islam del pedestal de Carlomagno (I)




La idea de que el islam es una amenaza* para la identidad europea y en general occidental es milenaria. Arraiga en la época del alto medievo, allá por el siglo VIII. La batalla de Guadalete (Cádiz), en julio del año 711, abrió a los musulmanes un camino franco de conquista que llegaría hasta los ríos Vienne y Clain, a dos jornadas de París, entre las ciudades de Tours y Poitiers. En ese lugar del mundo, el rey franco Carlos Martel les detendría en una batalla conocida como Tours, también como Poitiers, veintiún años más tarde. Desde aquel momento, los esfuerzos militares de los reinos cristianos de Francia y de la Península Ibérica se centraron en la cruzada contra el sarraceno.

El pretexto que sustentaba esta colisión de fuerzas era estrictamente cultural y se vertebraba a través del antagonismo religioso «cristiandad autóctona-islam foráneo». El fundamento racional del conflicto tenía un carácter económico: los botines que obtenían los sarracenos mediante la táctica militar de las razias**. Es importante advertir que los musulmanes gozaban en aquel tiempo de la iniciativa militar, mientras que la postura europea era estrictamente defensiva –recuperar el statu quo–. Todas estas circunstancias devendrían en un choque violento de civilizaciones con poderosas motivaciones económicas.



Mapa del Imperio Carolingio, con las correspondientes marcas defensivas. Carlomagno se proclamó protector de la cristiandad y fue nombrado emperador por el Papa León III el día de Navidad del año 800. Cristianizó a los sajones y envió predicadores al pueblo eslavo. Alcuino de York, erudito de la corte carolingia, aludió a la cuestión de que «la responsabilidad de mantener una unidad imperial recaería en la fe cristiana», explica Roger Collins, según Wikipedia.


La lucha franca persistió más allá de las campañas de Carlos Martel. Su nieto Carlos Magno, o Carlomagno –transcripción que prefiere la historiografía–, también debeló a los musulmanes; esta vez en territorio peninsular. Después de tomar Barcelona en el año 801, creó al sur de los Pirineos la Marca Hispánica, región de señoríos de carácter militar que servía de barrera al impulso musulmán hacia el norte. Se trata de una organización defensiva en cuya concepción participa la idea de un enemigo esencialmente islámico. A Carlomagno, entre otros, se debe el hito de la creación de una identidad europea que se articularía en el medievo a través del cristianismo.

Pero los tiempos giran como la rueda de la Fortuna. A pesar de aquellos pofiados esfuerzos, después de 1.200 años los musulmanes rezan a Alá en el corazón de una Europa que habitan como una etnia segregada social y culturalmente. Más allá de los Pirineos, más allá de Poitiers y de Tours, en la plaza de la catedral de Notre-Dame, dos musulmanes hacen una de sus cinco oraciones a los pies de la estatua ecuestre de aquel Carlomagno protector del cristianismo:



Pulse sobre la foto y observe la escena con todo lujo de detalles. Agradezco a Evil Preacher su diligencia y presteza en la ampliación de la escena.


En la foto se aprecia que el hombre se pone las zapatillas, tras hacer la oración preceptivamente descalzo. La mujer, que viste un hiyab, hace lo propio. Aunque se observa con algo de esfuerzo, junto al pie izquierdo del hombre está la tela sobre la que se han postrado para orar. Los dos se han colocado tras el pedestal de Carlomagno para no ver Notre-Dame mientras encaran la Meca, porque ambos templos comparten la misma dirección desde el punto en que se encuentran. La escena es una metáfora de la burbuja en que viven muchos musulmanes en Europa y la asimetría de permisividad que existe entre ambos entornos culturales. Es irónico que, por no ver Notre-Dame durante el rezo, estas personas se postren precisamente a los pies de aquel Carlomagno que se esforzó por expulsarlos de Francia hace más de mil años.

Observada como una ucronía, la foto encierra tres cuestiones irónicas:

En primer lugar: los hijos de aquellos sarracenos derrotados en Tours han llegado mucho más lejos en el territorio cristiano.

En segundo lugar: mientras que, por regla general, el europeo medio había tenido en un rincón lejano de la memoria el conflicto de índole cultural que generó la invasión islámica medieval, los musulmanes lo tienen hoy muy vivo.

En tercer lugar: la postración de estos musulmanes ante Carlomagno no es la imagen de una nueva postración de los sarracenos ante las armas francas.


* En Suiza existen alrededor de 160 mezquitas. La preocupación de los cristianos ha conducido al país a celebrar un referéndum que dilucide los deseos de los ciudadanos respecto de la construcción de minaretes.

** La táctica musulmana de las incursiones rápidas en pos de saco y botín fue en Europa tan temprana como habitual. El vocablo árabe argelino «ḡāzyah» entregó al francés la voz «razzia», que se castellanizó como «razia», mientras que el vocablo «ḡārah» del árabe clásico entregó al castellano la voz «algara». Son términos sinónimos, pues a pesar de la definición de la RAE, las incursiones árabes en territorio franco se hacían a caballo. Aparte, «ḡāzyah» significa estrictamente «algara».



martes, 24 de agosto de 2010

Efeméride (II): la bella sirena de Barendrecht




Hace hoy 37 años que Inge de Bruijn ['iŋge de 'brujn] nació en Barendrecht, unos terrenos ganados al mar de los Países Bajos en el siglo XII y que tienen una superficie de 21,7 Km2. Al otro lado de un transitadísimo meandro del Rin, el centro de la pequeña, pero acomodada, urbe dista de la gran Róterdam algo más de once kilómetros. Precoz y veloz nadadora, Inge confesaría en 2006 al diario El País que su vida es la natación: «Está en mi corazón»; como el agua está en el corazón de Barendrecht. De algún modo, Inge nació del agua y el agua conformó una fracción de su persona y de su temperamento.


Imagen del sitio oficial de Barendrecht. El lugar presume de ser un paraíso de oportunidades con alto poder adquisitivo. Inge de Bruijn no procede de la baja extracción provinciana flamenca.

Peculiar arquitectura esbelta en un lugar de Barendrecht. Tomada de aquí.

Hacia 1980 De Bruijn comienza a tensar los músculos implicados en este deporte olímpico. A los catorce años los dispone a competir, con resultados destacables. En el Campeonato Mundial de Natación de Perth (Australia), celebrado en 1991, inaugura su palmarés con una medalla de bronce obtenida en la prueba de relevos sobre 400 metros al estilo libre. Será en esta especialidad y formato donde acumule otros triunfos hasta su primer abandono. «En 1996 renuncié a los Juegos por voluntad propia. No tenía motivación y sentía que no estaba preparada para representar a mi país. Así que me retiré. Entonces, pensé que era un error, pero es el mejor que he cometido. Me abrió los ojos. Vi los Juegos por la tele, lloré y me dije que no había terminado como yo había pensado». Una intuición que el tiempo convirtió en presagio.



Fue un trago amargo para Inge abandonar la competición en 1996. Tomada de Wikimedia Commons.

Hacia los puestos de salida. Tomada de aquí.

En 1997, Paul Bergen agarra las riendas de sus aletas y le promete el oro y los laureles: «Me aseguró que me convertiría en una campeona». El antiguo entrenador del equipo estadounidense explota todas las posibilidades natatorias que observa en ella y la transforma en la pez vela humana. Comienza a marcar récores: en 1999 cubre los 50 metros mariposa en 26,54 segundos; en 2000 se supera al realizar la prueba en 24,64 segundos, y luego termina los 100 metros libres en 56,64. Se agregan a estos logros el establecimiento de los récores mundiales de 50 y 100 metros libres en los tiempos de 24,32 y 53,77 segundos. Fue hace ya una década, en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, cuando Inge cobró la fama y el reconocimiento propios de un campeón olímpico. Todavía nadie le ha pagado la estatua que los viejos griegos erigían a los atletas triunfantes.



Bergen no mintió a Inge, que lucía ambos adornos así de feliz en el año 2000. Tomada de aquí.

Toda una amazona del mar, en una de sus poses menos favorecedoras. El esfuerzo exigido por Bergen –«Me pasaba nueve meses en Estados Unidos, sola, y me entrenaba ocho horas al día, lo que nunca había hecho. Mi único objetivo era ganar medallas en Sidney y encontrar la diversión en la natación, algo que perdí en el 96»– mereció la pena.


Sirena favorita de los Dei Lucrii, a juzgar por las catorce medallas que decoran sus anaqueles, Inge de Brujin ha tenido la oportunidad de dormirse en los laureles en ocho ocasiones, cuatro de ellas al sol del oro olímpico, dos bajo el rayo de la plata argentina y dos al fulgor del bronce esculáneo. En Sidney 2000 recogería tres discos de oro –en los 50 y 100 metros libres, y en los 100 mariposa– y uno de plata –en los 400 libres por relevos–. En Atenas 2004, uno de oro –en los 50 metros libres–, otro de plata –en los 100 metros libres– y dos más de bronce –en 100 metros mariposa y en 400 metros libres por relevos–. En aquellas finales recorrió en  sólo 5 minutos y 40 segundos los 700 metros que equivalen a la mitad de la superficie de agua que tiene la localidad de Barendrecht.

En los campeonatos mundiales de natación, De Bruijn logrará una medalla de bronce en Perth 1991 (Australia), y cinco de oro más de diez años después –tres en Fukuoka 2001 (Japón) y dos en Barcelona 2003–. Esta fulgurante carrera deportiva desató las sospechas del dopaje, una cuestión que la nadadora flamenca zanjó al declarar: «de algún modo, lo entiendo. Les sucede a todos los campeones. Siempre los acusan. Pero para mí era algo nuevo. Cuando gané cuatro medallas en Atenas 91, nadie dijo nada». Sus pruebas eran los «32 controles pasados de mayo a septiembre» de 2000.



De vitrina playera, luciendo el palmarés olímico. «Mis medallas olímpicas son mis bebés, mis diamantes. Una persona quiso una vez comprármelas por un millón, pero le dije que no estaban a la venta». Tomada de aquí.

La emoción del triunfo es difícil de disimular. Las mujeres son especialmente expresivas a causa de las numerosísimas conexiones neuronales que existen en la callosidad cerebral que une los hemisferios. Vemos que la testosterona deportiva no ha provocado la metamorfosis de Inge. A continuación, un vídeo sobre su victoria en la final de los 50 metros libres, en Atenas 2004. Calle cuatro.






La belleza flamenca de Inge de Bruijn y su cuerpo esbelto y atlético le han brindado la oportunidad de las pasarelas tras abandonar las competiciones deportivas en 2004, con la inusual edad de 32 años. Cuenta ella misma con humor una anécdota a El País: «Una vez tuve que desfilar en Mónaco y estaba tan nerviosa que casi me hago pipí encima. Estoy más cómoda en las finales olímpicas porque no soy modelo, sino nadadora». En cualquier caso, mientras no se diga lo contrario, esta sirena de la pequeña urbe surholandesa de Barendrecht se merece los apelativos espléndida y bella, en las calles de la piscina o en las pasarelas de moda.







Aviada para actos sociales, en un rol más femenino, Inge resulta especialmente encantadora. Tomadas de aquí, aquí y aquí. A continuación, bailando.







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De pose y pasarela, tan estilosa como espectacular. Tomadas de aquí, aquí y aquí.


Perserverante, poseedora de doce récores mundiales y catorce medallas, hábil en varias disciplinas, deportista inusualmente longeva, polivalente, rubia y de ojos azules... ¿se puede pedir más?



martes, 13 de julio de 2010

Semirratones: los jerbos o dipodinos




El jerbo es un simpático roedor que habita en el norte de África y en Asia. La especie más común es el jerbo egipcio, que tiene una gran fama por ser animal de compañía, y mucho más adecuado al caso que, por ejemplo, el pulpo Paul. Parece un mediorratón, un semirratón, por su diminuto tamaño, que ronda los tres centímetros sin medir la cola y pesa en torno a los 3-4 gramos. Tiene las extremidades delanteras muy cortas y las traseras muy desarrolladas, lo que le permite desplazarse a saltos y ser conocido como dipodino –de dos pies–. El color pardo-amarillento de su pelaje es propicio al camuflaje en el desierto.






No se debe confundir al jerbo egipcio con el jerbil mongol, que también se considera animal de compañía:





Simpáticos y baratos de mantener.


domingo, 11 de julio de 2010

España pone la pica en Flandes



España ha ganado a los Países Bajos por 1 gol a 0 el último encuentro de la Copa del Mundo de fútbol celebrada en Sudáfrica. Un partido reñido y disputado palmo a palmo, sudoroso, bélico, dilatado en agonía guerrera.

Los contendientes y sus respectivas naciones han observado el partido bajo las inclemencias de una atmósfera ennegrecida por los hechos de la Guerra de los Ochenta Años, ocurrida entre 1568 y 1648.

Abrió fuego la prensa flamenca. El pasado viernes la agencia Efe recogió sus alusiones «a la 'venganza' histórica y al 'espíritu de 1648' –año en que los Países Bajos lograron la independencia del Reino de España». La prensa hereje también ha lanzado augurios leídos en el pasado, como el de Rnc.next, que tituló: «Lo hicimos en 1648, también lo podemos hacer en 2010». Es tan recordado el conflicto entre la corona española y Flandes que los flamencos todavía conservan algunos refranes sobre aquel periodo, como «la victoria empieza en Alkmaar», del que no hay constancia de haberse empleado en el contexto de esta final de fútbol.



 Cabecera del diario-blog Nrc.next y contenido alusivo al encuentro.


Es interesante observar lo trascendente que fue el Reino de España para los flamencos y cómo aquella presencia histórica continúa habitando su consciente colectivo, que, influido por la tergiversación propagandística de la Leyenda Negra, ha concebido el encuentro como una batalla decisiva, como una Gaugamela, una Lepanto, una Cartagena de Indias. «Los sentimientos de odio son buenos para el espíritu de lucha», afirmó el gratuito De Pers.



 Portada del 9 de julio del diario gratuito De Pers.


La circunstancia de la hegemonía española en el mundo, desde 1492 hasta 1810-29, ha arrojado la siguiente casualidad: de los siete partidos jugados por España en el mundial, seis han sido contra ex-colonias o ex-dominios españoles: Honduras, Chile, Portugal, Paraguay, Alemania y Países Bajos. La excepción es Suiza, el único equipo que venció a España, por 0-1.



Resultados de la segunda fase, tomados de aquí.

Concurren otras circunstancias históricas. Una notable desventaja para los flamencos es que no ha llovido hoy en Johannesburgo. Los campos anegados, única estrategia que supieron usar en aquella guerra, no ha sido una circunstancia de este encuentro. Aquella estrategia fue tan recurrente y cefalálgica para los tercios españoles, que pensadores y fanfarrones farsantes de la época se rompían la cabeza en busca de soluciones. El Buscón, de Francisco de Quevedo, recoge un divertido pasaje satírico sobre el partícular en el Primer capítulo del Libro segundo:


«Yo me iba entreteniendo por el camino considerando en estas cosas, cuando pasado Torote, encontré con un hombre en un macho de albarda, el cual iba hablando entre sí con muy gran prisa y tan embebecido, que aun estando a su lado no me veía. Saludéle y saludóme; preguntéle dónde iba, y después que nos pagamos las respuestas, comenzamos luego a tratar de si bajaba el turco y de las fuerzas del Rey. Comenzó a decir de qué manera se podía conquistar la Tierra Santa y cómo se ganaría Argel, en los cuales discursos eché de ver que era loco repúblico y de gobierno.

Proseguimos en la conversación (propia de pícaros), y venimos a dar de una cosa en otra, en Flandes. Aquí fue ello, que empezó a suspirar y a decir:

-Más me cuestan a mí esos estados que al Rey, porque ha catorce años que ando con un arbitrio que, si como es imposible no lo fuera, ya estuviera todo sosegado.

-¿Qué cosa puede ser -le dije yo- que, conviniendo tanto, sea imposible y no se pueda hacer?

-¿Quién le dice a V. Md. -dijo luego- que no se pueda hacer? Hacerse puede, que ser imposible es otra cosa. Y si no fuera por dar pesadumbre, le contara a V. Md. lo que es; pero allá se verá, que agora lo pienso imprimir con otros trabajillos, entre los cuales le doy al Rey modo de ganar a Ostende por dos caminos.

Roguéle que me los dijese, y al punto, sacando de las faldriqueras un gran papel, me mostró pintado el fuerte del enemigo y el nuestro, y dijo:

-Bien ve V. Md. que la dificultad de todo está en este pedazo de mar..., pues yo doy orden de chuparle todo con esponjas y quitarle de allí.

Di yo con este desatino una gran risada, y él entonces mirándome a la cara, me dijo:

-A nadie se lo he dicho que no haya hecho otro tanto, que a todos les da gran contento.»


El conjunto español no ha necesitado hoy esponjas. Le han bastado el tiro de Iniesta y los sólidos parapetos de Casillas.


martes, 29 de junio de 2010

«Impasse» en Montmartre, París




Pese a que el latifundio arquitectónico parisino encarna la peor pesadilla de cualquier agorafóbico, por más extensión que ofrezca la ciudad al caminante, uno se siente muchas veces como encerrado en un callejón sin salida, en un impasse en el que resulta tan difícil proseguir el camino como desandar las distancias; París, en su esencia, puede ser igual de espantoso para un claustrofóbico que para un agorafóbico.

Por tanto, la voz francesa impasse describe París con justicia, si exceptuamos sus malos usos en castellano. No es infrecuente emplearla con las acepciones de «compás de espera» o de «punto muerto», como recoge WordReference. El Diccionario de la Real Academia Española todavía no la registra en sus páginas, sí la locución sustantiva «punto muerto», pero si nos atenemos al significado exacto de impasse, que es sinónima de la expresión «cul de sac» -culo, fondo de un saco-, la traducción más rigurosa es «callejón sin salida»; «punto muerto» no es sólo imprecisa, sino que atañe en poco o nada al verdadero referente de la palabra francesa. Un proceso de negociación, por ejemplo, entra en un impasse cuando adopta unos términos que impiden superar el propio proceso.

¿Cómo es un impasse? ¿Es leyenda o actualidad? ¿Existieron alguna vez? ¿Existen todavía? Son las preguntas más corrientes acerca de los impasses. En la elevada barriada de Montmartre, orilla derecha del Sena, a 280 metros de la onerosa catedral de Sacre Coeur y a 66 de la Place du Tertre -donde los artistas ventilan su inspiración al aire libre-, sale de la calle Norvins -referencia a los vinos del norte de París- el Impasse du Tertre, de unos quince metros de largo:






La muchacha argentina que me sacó del impasse en el que andaba metido en Montmartre, cuando no era capaz de encontrar el viejo cabaré Lapin Agile. Fumaba un cigarro que me pidió. No recuerdo su nombre.


La capital del Hexágono suscita las impresiones que suscita un laberinto, aunque un laberinto bullicioso, populosísimo y plurirracial, intrincado sobre todo por sus sucesivos kilómetros, pero en ocasiones además por el fatigoso trazado callejero. El más laberíntico arrenger -distrito- de París quizá sea el décimo octavo, que comprende en sus límites el antiguo pueblo de Montmartre, famoso en el pasado por sus ricos pastos y sus feraces viñedos. Frente al legendario cabaré Au Lapin Agile -El Conejo Ágil- brota el último campo de vid de Montmartre, en la esquina que recortan la Rue Saint-Vincent y la Rue des Saules, que además alberga el Musée de Montmartre.







Si París entera prodiga los deleites de la vista, una visita a la Ciudad de las Luces bien merece una jira, por ejemplo en Montmartre. Esta afirmación puede parecer fortuita, pero las jiras o picnics -pique-nique, como se escribe académicamente en francés, que significa comida campestre- son la opción más parisina de disfrutar un domingo sin la necesidad de encerrarse en casa. Montmartre esconde umbríos y agradables rincones en los que saciar el apetito del almuerzo, pero sin duda una de las mejores opciones para hacerlo son los jardines de las Tullerías, también a la orilla derecha del Sena, que continúan el barroquismo del Museo del Louvre hacia el oeste. El esplendor de los Campos Elíseos tampoco es una mala elección. Ambas localizaciones, sin embargo, podrían convertirse en las peores pesadillas de todo agorafóbico por sus incalculables extensiones:








Arriba, superpuestos en la perspectiva, la fuente en el confín de las Tullerías, el obelisco de la Plaza de la Concordia y, ladeando sus líneas, las pilastras del Arco del Triunfo. Unos tres kilómetros separan ambos extremos. Abajo, todo el esplendor de los Campos Elíseos, con su remate triunfal en la antigua Plaza de l'Etoile, hoy Plaza de Charles de Gaulle. Bien podría no haber habido espacio en ella en 1805 para construir el arco que conmemoraría la victoria de Napoleón frente a rusos y autríacos en Austerlitz, puesto que en 1758 el arquitecto Charles Ribart había proyectado para la misma plaza este Elefante del Triunfo:
 





Ilustración tomada de Wikipedia.

En cualquier caso, de lo que siempre podemos estar seguros es de que «Paris vaut bien une messe» -«París bien vale una misa»-, como afirmaba convencido alguien muy docto en cuestiones y costumbres parisinas: Enrique IV de Francia.