lunes, 6 de diciembre de 2010

Gonzalo Martín: «Comentar la actualidad es todo el periodismo hoy día»



Nadie diría, por su apariencia, que Gonzalo Martín es vicepresidente de algo. Si se derrocharan chorros de imaginación, podría concluirse que es vicepresidente de alguna comparsa teatral, pero en realidad lo es de una compañía muy preocupada por la imagen, Arenas Entertainment Marketing. Esta es, en realidad, una incoherencia muy enriquecedora, porque su perfil profesional no puede inmiscuirse más en el ámbito de la imagen y la imaginación: es un estudioso de la transformación de la industria audiovisual. Antes de conocer a Gonzalo Martín se puede dudar de si los sentidos nos engañan, pero no después, y quizá esta misma convicción se mezcle inextricablemente con su personalidad.


Gonzalo Martín en la UC3M
Foto tomada del blog «Lo que no te han contado».

Pero por el aspecto de Gonzalo Martín tampoco es fácil imaginar que ha bregado en varias profesiones, entre ellas el periodismo —en La Gaceta de los Negocios—, después de licenciarse en Economía. Martín es crítico con la estructura publicitaria de las cuentas de resultados de los medios, porque impiden un ejercicio libre de la profesión de informar a la opinión pública. Por supuesto, el yugo publicitario cercena esa idílica oportunidad del periodista. «La clave está en poder hacer cosas por nuestra cuenta, cosas que nos interesan de verdad». Martín resuelve así el eterno conflicto entre el querer y el poder ser, siempre sesgado hacia el aspecto más platónico de la profesión.

El vicepresidente de Arenas Entertainment Marketing cree que el vídeo es la técnica narrativa más interesante, porque es mucho más efectiva y persuasiva. «Una imagen vale más que mil palabras [...] Recuerdo siempre una cita de Garci que nunca reproduzco bien: la sensación de estar subido en un autobús y mirar por la ventana, mirar lo que ocurre fuera, incluso que alguien te dice adiós y se va; esa soledad del adiós cuando alguien se va lejos... Eso sólo se puede retratar bien en vídeo», afirma entusiasmado sin olvidarse de apuntar que «el texto y el vídeo se fusionan como experiencia. Ninguno puede acabar con el otro».

Gonzalo Martín goza del mérito de haber acuñado una distinción teórica acerca de los canales de comunicación, a raíz de la instauración de la Web 2.0: que frente a la concentración de los grandes grupos empresariales de comunicación, la web participativa ha generado una internet distribuida, en la que cada uno es dueño de sus pensamientos, libre de cualquier censura y valorado no por la apariencia, sino por la relevancia de los contenidos que uno publica. Sin menoscabo de lo anterior, Martín, que es un image victim de tomo y lomo, da una especial preponderancia a una rama concreta de esa nueva internet distribuida: la videoesfera distribuida.

Hay una pregunta que desde el comienzo puede rondar la mente del lector como una mosca cojonera: ¿Es inocente esta transformación de los esquemas de relación internáuticos? En absoluto. Esta nueva circunstancia añade libertad a la web: «Yo comento y doy mi opinión sobre noticias de otro... a veces las enlazo [...] comentar la actualidad es todo el periodismo hoy día». Sin embargo, quizá la consecuencia más importante de este nuevo entorno es que «el monopolio del relato de la actualidad ya no lo tiene el periodismo [...], sino que está al alcance de cualquiera». Ese es el terreno que han abonado los blogs, cuya importancia, según Martín, no es otra que «aprender a saber lo que piensas». Los efectos de esta conducta tan veintiunesca son de una relevancia sociológica fundamental: «La clasificación de periodismo ciudadano no es interesante. O sea, me parece interesante, si quieres, como fondo sociológico de una sociedad que decide construir sus contenidos».


http://www.gonzalomartin.tv/
Portada del sitio de Gonzalo Martín: http://www.gonzalomartin.tv/.


Como economista, Martín siempre sufrirá el bendito ramalazo intelectual de la teoría económica; por ejemplo para definir cuestiones cruciales como la relación entre emisores y audiencias en términos de calidad: «La definición operativa de calidad es aquello que el cliente quiere tener al precio que está dispuesto a pagar». Según esta premisa, el mercado de la información, bien concentrado bien distribuido, tenderá a autorregularse satisfactoriamente en términos de calidad, porque publicamos para que el público lo lea, lo escuche o lo vea. Con esta convicción se ha colocado la primera piedra de esa remozada relación entre emisores y audiencias: «Una de las cosas que suceden en el mercado audiovisual ahora mismo, con la cantidad de opciones tecnológicas que hay y el fin del límite de publicación, y la traslación del contenido tradicional [...] es la personalización del comsumo: lo veo cuando quiero, como quiero, la parte que quiero y ¡ojo! Hasta con quien quiero, porque lo comparto en una red social». La Web 2.0 ha permitido este afortunado cambio de concepción de las audiencias. Parece que Martín goza con la explosión de las pústulas infectas que se apiñan en el tejido mediático. Ya somos dos.


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